¿Cómo puede una bioeconomía forestal apoyar la biodiversidad y la neutralidad climática?
En un contexto de cambio climático y crisis de biodiversidad, la bioeconomía forestal emerge como una estrategia clave para equilibrar el desarrollo económico con la conservación ambiental. Al aprovechar los recursos de los bosques de manera sostenible, podemos reducir nuestra huella de carbono, generar empleo en el medio rural y preservar la biodiversidad. Pero, ¿cómo contribuye realmente la bioeconomía forestal a estos objetivos?
Los bosques bien gestionados son refugios de biodiversidad, proporcionando hábitats esenciales para miles de especies. Una bioeconomía forestal bien diseñada promueve la explotación sostenible de los recursos madereros y no madereros, asegurando la regeneración de los ecosistemas. Prácticas como la silvicultura adaptativa, la restauración de bosques degradados y el fomento de especies autóctonas ayudan a mantener el equilibrio ecológico y a mejorar la resiliencia de los ecosistemas frente al cambio climático.
Además, los bosques juegan un papel fundamental en la captura y almacenamiento de carbono atmosférico. Al potenciar la bioeconomía forestal, promovemos el uso de materiales renovables, como la madera y la biomasa, en sustitución de materiales de origen fósil que generan grandes emisiones de CO2. Además, la reforestación y la gestión forestal sostenible contribuyen a mantener y aumentar los sumideros de carbono, ayudando a mitigar el cambio climático.
El aprovechamiento responsable de los recursos forestales permite el desarrollo de productos sostenibles con menor impacto ambiental. Desde bioplásticos hasta textiles y biocombustibles, la bioeconomía forestal fomenta la transición hacia una economía circular, donde los residuos se convierten en nuevos recursos. Esto no solo reduce la dependencia de los combustibles fósiles, sino que también impulsa la innovación en sectores clave para la descarbonización.
Desarrollo rural y fijación de población
La bioeconomía forestal puede ser una herramienta fundamental para revitalizar las zonas rurales. La generación de empleo en actividades como la gestión forestal, la recolección de productos no madereros (setas, resinas, frutos silvestres) o la industria de la madera ayuda a frenar la despoblación y a fortalecer las economías locales. Invertir en el desarrollo de cadenas de valor forestales permite que las comunidades rurales sean protagonistas de un modelo económico sostenible y resiliente.
El abandono de los montes y la acumulación de biomasa combustible aumentan el riesgo de incendios forestales. Una bioeconomía forestal activa, con planes de ordenación de pastos y aprovechamiento de biomasa para bioenergía, contribuye a mantener los montes limpios y a reducir la severidad de los incendios. Además, el fomento de la ganadería extensiva integrada en los ecosistemas forestales ayuda a gestionar de manera natural la carga de combustible vegetal.
Por todo ello, podemos decir que la bioeconomía forestal representa una oportunidad para alinear el desarrollo económico con la conservación ambiental. A través de una gestión sostenible de los bosques, la promoción de productos renovables y el apoyo a las comunidades rurales, podemos avanzar hacia un modelo de economía que no solo protege la biodiversidad, sino que también contribuye a la neutralidad climática. Apostar por la bioeconomía forestal es apostar por un futuro sostenible para las generaciones venideras.
Autor: Gema Lumbreras
Fecha de publicación: 28 de marzo de 2025